jueves, 27 de marzo de 2014

¿Cuál es la relación entre relativismo cultural y antropología filosófica?



Escrito por Ximena Torrescano Lecuona

Durante la clase pasada continuamos en la polémica de saber qué tan válida resulta la antropología filosófica en tanto que para algunos autores la incompatibilidad de objetos de estudio respectivamente representan una gran problemática, sino es que una imposibilidad para hacer de la antropología una ciencia filosófica
En primera instancia es oportuno mencionar que autores como Franz Boas consideran laudable el atenerse al particularismo para comprender los fenómenos sociales de cada cultura dependiendo de la geografía y contexto en que se encuentre inmersa. He de mencionar que mi postura inicial ante dicho planteamiento fue completamente antagónica en tanto que no había comprendido la necesidad que se tiene de aplicar éste primer paso para poder trascender al mismo relativismo cultural.
Para poder tener un conocimiento holístico del ser humano, es necesario estudiar antes a los diversos grupos humanos por medio de un método comparativo intercultural en aras de encontrar rasgos comunes o regularidades para de este modo poder alcanzar leyes generales por abstracción y comparación de los hechos estudiados. A decir verdad no había caído en la cuenta de que para poder hacer “ciencia”, es decir una pretensión universalizante que busque acrisolar y explicar fenómenos para preverlos; se requiere de una clasificación previa de los diversos hechos observables.
Es así como el relativismo cultural fungirá como un método comparativo entre las sociedades que permitirá encontrar la existencia de elementos universales comunes a toda cultura. Lo importante es no quitar el dedo del renglón en cuanto a la tentativa fundamental. Dicha tentativa implica la aceptación de que  la especie humana trasciende a todo grupo étnico. Es decir, que el ser humano es uno sólo.
Así, una vez dado el primer paso puede establecerse un marco trascendental  en el cual no tendrá cabida el etnocentrismo en tanto que implica tratar a los otros como humanos una vez que se ha reconocido dicha diferencia entre etnias; de este modo se evitará pensar en los “otros” como seres inferiores, irracionales o cualquier otro calificativo peyorativo que justifique la imposición.