Escrito por Mónica Gómez Sánchez
La antropología que nos presenta Kant
se centra principalmente en los rasgos de la especie humana (hombre), de esta
forma nos brinda una nueva visión respecto a la idea del hombre, el cual según
el autor debe ser un espíritu ilustrado; es decir sus acciones deben estar
conducidas por la razón de esta forma el sujeto tendrá una lucidez crítica lo
que servirá para guiar su voluntad que dará paso a encontrar la libertad; lo
que la praxis e encarga de orientar. Entiéndase a esta como los principios a priori del hacer cotidiano, esto es lo
que nos hace humanos e individuos dentro de un grupo colectivo.
Así mismo la ilustración debe ser
comprendida como el cosmopolitismo, que es la cualidad del sujeto mayor de edad, esta mayoría de edad solo se
adquiere cuando el individuo no depende más del refugio que le brinda el Estado
y la religión, esto proporciona al hombre responsabilidad, autonomía y con ello
voluntad racional, esta ultima se adquiere sólo a partir de la educación que es
más bien un instrumento de liberación ya que moldea la conducta del sujeto de
esta forma una persona puede tomar las decisiones; es decir es capaz de ver y
realizar lo que este dentro de sus posibilidades.
Estas son las cualidades que propone
Kant para el hombre, aunque se debe procurar no caer en el error de elevar
estas características al grado de convertirse en un egoísmo, que es lo opuesto al
cosmopolitismo y se opone a la filosofía (esta es para Kant el arte de vivir).
De esta manera el autor nos muestra tres tipos de egoísmo, el primero de ellos
es el egoísmo lógico entendido como la incapacidad autocritica que lleva al
error y se expresa en el carácter como pedantería. En seguida se presenta el
egoísmo estético, este se atiene a su propio gusto y por último se encuentra el egoísmo ético que busca su
propio provecho (inmoralidad).
En conclusión la idea del hombre que
nos proporciona Kant, es la de un ser racional por lo cual se orienta
libremente conociendo la responsabilidad que esto implica, lo que ayuda a la
formación del carácter, expresada como la autoconciencia donde el Yo es
irrenunciable, ya que sin el yo se niega la responsabilidad de la propia vida.
Por ultimo la idea que se construyo
anteriormente de acuerdo a los textos analizados con respecto a la
improbabilidad de que exista como tal una antropología filosófica se refuta; ya
que con Kant se demuestra que si es
probable una antropología filosófica, siempre y cuando se encuentre fundada en
una metafísica de la costumbre y principios a priori de la razón.