Escrito por Ximena Torrescano Lecuona
Durante la
clase pasada continuamos en la polémica de saber qué tan válida resulta la antropología
filosófica en tanto que para algunos autores la incompatibilidad de objetos de
estudio respectivamente representan una gran problemática, sino es que una
imposibilidad para hacer de la antropología una ciencia filosófica
En primera
instancia es oportuno mencionar que autores como Franz Boas consideran laudable
el atenerse al particularismo para comprender los fenómenos sociales de cada
cultura dependiendo de la geografía y contexto en que se encuentre inmersa. He
de mencionar que mi postura inicial ante dicho planteamiento fue completamente
antagónica en tanto que no había comprendido la necesidad que se tiene de
aplicar éste primer paso para poder trascender al mismo relativismo cultural.
Para poder
tener un conocimiento holístico del ser humano, es necesario estudiar
antes a los diversos grupos humanos por medio de un método comparativo
intercultural en aras de encontrar rasgos comunes o regularidades para de este
modo poder alcanzar leyes generales por abstracción y comparación de los hechos
estudiados. A decir verdad no había caído en la cuenta de que para poder hacer
“ciencia”, es decir una pretensión universalizante que busque acrisolar y
explicar fenómenos para preverlos; se requiere de una clasificación previa de
los diversos hechos observables.
Es así como
el relativismo cultural fungirá como un método comparativo entre las sociedades
que permitirá encontrar la existencia de elementos universales comunes a toda
cultura. Lo importante es no quitar el dedo del renglón en cuanto a la
tentativa fundamental. Dicha tentativa implica la aceptación de que la especie humana trasciende a todo grupo
étnico. Es decir, que el ser humano es uno sólo.
Así, una vez
dado el primer paso puede establecerse un marco trascendental en el cual no tendrá cabida el etnocentrismo
en tanto que implica tratar a los otros como humanos una vez que se ha
reconocido dicha diferencia entre etnias; de este modo se evitará pensar en los “otros” como seres inferiores,
irracionales o cualquier otro calificativo peyorativo que justifique la
imposición.